Ayer, ante Gimnasia, Newell’s ganó 3-0, retornó a la
punta y volvió a dar una lección de fútbol. Una de las mejores producciones
futbolísticas, y el estilo se respeta. Agua en el desierto este equipo para el
fútbol argentino.
El
fútbol argentino no ha salido de la mediocridad en los últimos tiempos. De una
media general, en la que cualquier equipo puede ganarle a cualquiera, como así
también perder. Y esto no se debe a que el nivel de cuadros más chicos se haya
elevado, sino que responde que se emparejó todo para abajo, los clubes grandes
han ido decayendo.
No
hubo un equipo que sobresalga, un fútbol que vaya por encima de los estratos
generales de lo que juega por estos lados. El último fue el huracán de Cappa en
2008, y de ahí en más no hubo algo parecido. Buenos conjuntos formados
esporádicamente por Vélez y Lanús, que son de lo más rescatable a nivel
instituciones en Argentina, pero no más que eso salvo algún que otro gran
torneo aislado de algún campeón.
En
ese ambiente, contexto bajo nacional, lo de Newell’s sobresale cada día más.
Porque si ya era muy admirado por todos cuando dirigía Gerardo Martino, hoy
puede serlo aún más. Ya sin el Tata, sin sus principales figuras de una campaña
que fue de lo mejor del equipo rosarino en su historia, y con la incertidumbre
de un director técnico que hace su estreno como profesional en equipos grandes.
El
enfrentamiento ante Gimnasia y Esgrima de La Plata significó un punto de
inflexión. Se discutían la punta, el liderazgo del torneo, más allá de que esto
recién comienza y llevan disputadas solo cuatro fechas. El mejor equipo del
último año ante una sorpresa que tiene historia en Primera pero que viene de la
B Nacional, y que no ha cambiado ni uno de sus jugadores en el once titular con
respecto a la campaña en la segunda categoría.
Las
estadísticas, tan parejas en los otros nueve partidos de la jornada, fueron
frías, impactantes, al finalizar el primer tiempo en el estadio Marcelo Bielsa.
Posesión del 81 % de la pelota. Increíble para un equipo de estas tierras. Para
ese entonces, el final de los primeros 45 minutos, NOB ya se había puesto en
ventaja gracias al gol de cabeza de Heinze en su vuelta después de la grave
lesión sufrida en la semifinal de vuelta ante el Mineiro.
Podrían
haberse esperado más situaciones de gol a partir de esa tenencia, pero si hay
una de las cualidades que tiene este Lobo platense, es la de esperar ordenado,
presionar en la mitad, y saber salir. No le importó resignar la pelota, aunque
tampoco pudo salir dado que se replegó mucho y esa fue una de las principales
diferencias. Sin embargo, a ese repliegue cerca de Monetti lo llevaron los
propios futbolistas dirigidos por Alfredo Berti.
En
la segunda mitad llegaría el gol de Maxi Rodríguez, que desde que volvió a NOB
que siempre que marcó su equipo no perdió, con una guapeada y aprovechando el
rebote del tiro de Aquino. Luego Trezeguet la paró con maestría con la derecha
y con la zurda tocó para la llegada de Cruzado, que también definió con un
sutil toque de zurda por arriba del arquero. De la posesión, un culto. Los
laterales en posición ofensiva una vez más, Orzán haciendo de Bernardi sin
problemas ante la lesión del capitán en la primera parte. Mateo siempre atento
para cubrir espacios.
Una
vez más, Newell’s fue Newell’s. Ante un equipo que tal vez le podría presentar
alguna dificultad al rememorar lo que ha hecho ya en este torneo, presionando
en la mitad de cancha, y tirando siempre la pelota para el gigante Rasic –su goleador-,
los rosarinos dieron un repaso táctico, repaso de pizarrón.
Volvió
a humillar a un equipo argentino, como lo viene haciendo en el último tiempo.
Es el único en Argentina que juega así, y no resulta demasiado raro que nadie
intente copiarlo, dado que es muy difícil que se proyecte algo a largo plazo,
que se respete una idea a pesar de que tres o cuatro resultados no sean los deseados.
Por ese temor a no poder llevarlo a cabo y a perder el puesto, nadie piensa
algo parecido. Y si lo piensan, no tienen las herramientas ni saben adaptarlas
para llevar a cabo un estilo parecido.
Mientras
tanto, el último campeón volvió disfrutar en el campo de juego, volvió a tomar
la punta, y demostró que la idea no se fue. La siguen respetando, la ideología
y la identidad siguen estando y no se ausentan más allá de los intérpretes
encargados de llevarlo a cabo. Aun sin Martino, y con Berti, la ideología sigue
viva, y NOB continúa ofreciendo al mundo del fútbol su gran juego.
Nicolás Galliari
0 comentarios:
Publicar un comentario