Cierto que cada vez menos y, cierto es, que con el volumen bajo mínimos, pero todavía se escucha. Entretanto “¡HUEVO, HUEVO!” o “LOS PUTOS DE RIVER, LOS PUTOS DE BOCA, ¡SOMOS REY DE COPAS!”, en el estadio Libertadores de América, sede del club Independiente de Avellaneda, salen ingeniosos cánticos que alientan al equipo y que recuerdan, aunque solo por un momento, que uno solo está viendo un partido de futbol y no el preludio de una batalla entre bandas rivales.
De estas, hay una que me gusta mucho; con música del grupo MANÁ, dice:
“Por eso aún estoy en el lugar de siempre
con la misma pasión, siguiendo a Independiente
Siempre agradeceré todo lo que me diste
Se me olvidaba qué, que Racing ya no existe”
Pero hay otra que ya se cantaba cuando el estadio lo llamaban “Doble Visera”, que es mi preferida y es la razón de este artículo. Con música de la canción de Ana Belén, dice:
“Solo le pido a Dios, que Bochini juegue para siempre,
Juegue para Independiente, para toda la alegría de la gente”
Y a muchos aficionados del “Rojo” de Avellaneda, mayores de 30 años, se les ilumina el rostro, les brillan los ojos, y se transportan en el tiempo (años 70/80´) para ver la sutileza en los pases entre el nº10 y el nº 7 de su equipo, que construyeron las mejores paredes jamás vista en el fútbol argentino. El nº7 era Daniel Bertoni, magnífico jugador al que todavía recuerdan por Sevilla la potencia de sus disparos. El otro, el 10, son palabras mayores: RICARDO ENRIQUE BOCHINI, el mayor ídolo que tuvieron y el mejor jugador de la historia del club (la sede del equipo está en una calle que lleva su nombre).Porque Bochini, el “Bocha”, era maestro; no corría: andaba; no tiraba pases: los dibujaba. Sin físico, sin estatura, pronunciada calvicie desde siempre, calcetines hasta los tobillos y piernas de alfiler: Chaplin jugador de futbol (definición valdaniana).
Ricardo Bochini debutó con 18 años en 1972 ante River Plate nada menos, y se retiró 19 años después ante Estudiantes de la Plata en esa misma cancha. Atrás quedan cerca de 700 partidos (638) y cerca de 100 goles (97 en total) con “los rojos”. ¿Títulos? Faltan dedos en las manos para contarlos; entre los más destacados: 3 nacionales y 1 metropolitano en liga argentina, pero sobretodo, 3 Libertadores, 3 Interamericanas y 2 Intercontinentales. Entre sus goles, 2 por encima de todos: Uno que sirvió para vencer a la Juventus en la Intercontinental del 73´-por lo que supuso- otro en eliminatoria de Libertadores ante Peñarol -por su belleza- tras jugada maradoniana, mucho antes de que se llamara así.
Un claro ejemplo de lo que significa la figura de Bochini la refleja esta anécdota que le sucedió en un amistoso con la selección argentina; la cantidad de asistencias de gol que estaba dando el Bocha y marrando sus compañeros hizo que en el descanso se quejara diciendo que al final, sería él mismo quien tendría que marcar el gol. Cuentan que el seleccionador Cesar Menotti se levantó violentamente y le gritó: ¡Usted no, maestro, usted no! ¡Usted siga dibujando como hasta ahora! ¡No se desgaste en esa absurda tarea de marcar goles, para eso están otros!”.
Y es en la selección donde deportivamente no termina de romper. Solo 11 veces internacional, no fue convocado para el Mundial78´(pasó mucho tiempo lesionado)ni en el 82´(incomprensiblemente, tras una fenomenal temporada).Versión extraoficial afirma que fue el mismo quien se borró por no querer representar a un país dirigido por una Junta Militar asesina que utilizaba la selección como propaganda del régimen. Lo que sí es cierto, es que era un menottista convencido, defensor del futbol de toque hasta el extremo, capaz de definir a Johan Cruyff con un: “Cruyff corre mucho, pero juega bien”, como si correr estuviera reñido con calidad. Curiosamente, Menotti, hombre de ideas extremas sobre futbol atractivo, no supo sacarle partido a su idea con jugadores como “Bocha o Maradona, y sí – en cambio – su antagonista en los banquillos: Carlos Bilardo lo lleva al Mundial86´, donde disfruta de los minutos finales ante Bélgica en semifinales. “Bien hecho, maestro”, fue la frase con la que le felicitó Diego Maradona tras acabar el partido. Particularmente, uno de los recuerdos de mi infancia es ver a mi ídolo (Diego) jugar con el suyo (Bochini): recuerdos futboleros (¡qué tiempos!).
Pero Bochini, hombre de ideas fijas y preconcebidas, no comulgó con el concepto futbolístico bilardiano y no disfrutó de ese torneo. Todavía ríen los compañeros recordando que, por las noches, entraba en las habitaciones recolectando voluntarios para quemarle la pizarra a Bilardo. Tras el mundial, las cosas se pusieron más serias: no se dejó ver en los homenajes por el título conquistado, criticó el juego desplegado y declaró contundentemente: “no me siento campeón del mundo”. Esta frase dolió al seno del equipo y enfadó a su capitán Maradona, que contestó: “Pues para no sentirse campeón, bien que ha ido a recoger la prima por ganar, y el primero, por lo menos que hubiera ido quinto”. Supongo que con el tiempo los ídolos se desmitifican (algo parecido me pasó a mí con el Pelusa también).
Pero no todo fue negativo durante el Mundial en la relación Bochini-Bilardo: tras más de un mes de concentración casi militar, con una vida social monacal y asfixiados de conceptos táctico-futbolísticos, los jugadores del plantel, tras eliminar a Inglaterra, piden un poco de “cancha libre”: “¡necesitamos hacer el amor!” – dicen que soltó Claudio Borghi. Bochini, al contrario de lo que esperaban, se puso de parte del míster y les dijo: “¿Pero no se dan cuentan, pelotudos? ¿No ven que si salimos campeones nos cepillamos a todo un país? ”
Siguió dando lecciones en el césped hasta que un 5 de Mayo de 1991, decidió colgar las botas tras sufrir una lesión que le impidió terminar un partido ante Estudiantes de la Plata. Atrás quedaron magistrales lecciones futbolíticas, muchos títulos y numerosas anécdotas del viejo maestro. Pero, de vez en cuando, en el estadio Libertadores, con el volumen bajo mínimos, se escucha un cántico:
“Solo le pido a Dios…………”Juan Jesús A.R.
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