No andaré con rodeos de hipocondríaco
sobre la salud del juego y sistema del Real Madrid. Tengo claro el “pur qué” el
equipo Blanco no ha encontrado aún una forma homogénea de hacer rodar el esférico,
y no es otra que un galés de mentón extraño y velocidad endiablada enturbiada
por estrés. Sí, amig@s, el principal problema de que Carlo Ancelotti dé la
imagen de no saber qué hacer o de estar dando vueltas, es el fichaje de este
jugadorazo.
Empezaba la temporada con
maletas, viajes y “tuits” y el italiano colocaba en el campo a Özil e Isco
juntitos, con Modric por detrás. Cualquier aficionado blanco empezaba a echarse crema hidratante en
las manos esperando ese “jogo bonito” que tanto se reclama en Concha Espina
desde hace, por qué no decirlo, años. Desde la cúpula, son mis especulaciones,
tal vez se le dijera a Carlo “Tú a lo
tuyo que ya te iremos informando del fichaje”. Como quiera que las semanas
pasaban y todo esto parecía no tener final, y menos aún, uno feliz, el
entrenador se hizo su composición de equipo, sistema y juego. Parecía que se
iban entonando y compactando. O eso parecía.
Pero llegó el galés, y con él, la
“espantá” de Özil que lo tenía claro días atrás (unos cuantos). La salida
inmediata y sin pestañear al club londinense no tiene otra explicación. El
alemán sabía que si Bale, finalmente no venía, seguiría jugando un papel
fundamental en el Equipo. Pero, si la rapidez del descendiente celta acababa por
desembarcar en el Bernabeu, tendría difícil jugar a ese ritmo. Si, además, lo
que ves por el retrovisor es el rendimiento y tesón de “El Fideo”, ocupar un
puesto en el once se te hace, cuanto menos, complicado.
Se marchó Mesut, llegó Bale, y a
Carlo le salió un sarpullido. Si antes tenía/quería a “jugones”, ahora tengo a “misiles
tierra/aire”. Es un hecho más que evidente que no se puede jugar con dos de los
más rápidos del mundo al estilo “tiki taka” y “vuelta para atrás”. De hecho, lo
que más le joderá a Carlo Ancelotti
será que, finalmente, va a tener que asumir el tan extendido y contagioso
sistema del 4-2-3-1 (y recoger los escasos frutos y mecanismos que dejó el de
Setúbal). Un 4-4-2, como se empeñan muchos en decir, lo único que conseguirá es
retener a esas dos balas. Partirían más atrás. Lo descartará. Un 4-3-3 partirá al equipo, y un 4-3-1-2, dejaría a los guepardos sin espacio.
Así pues, y recordando lo que me
decía un amigo el otro día con su codo bien incrustado en la barra: “Ancelotti no tiene ni idea de qué hacer”.
“Te equivocas amigo, saber lo que quería,
LO SABÍA.” Ahora, debe empezar los análisis de nuevo, y esperar los
resultados. Es triste, pero la temporada empezó. El parón de las Selecciones le
puede venir bien para recuperar lesionados, fuerzas e ideas. Pero, ¿Cambiará
algo a la vuelta? No. Si hay algo vital para la supervivencia, es la adaptación.
Y, un entrenador, debe adaptarse siempre al perfil de jugador que tiene en
plantilla.
Otra cosa será si el tiempo termina devorando el banquillo.
@disparatedeJavi
@disparatedeJavi
"Tú sabes que yo, siempre sé lo que hago, ¿verdad Modric?" |
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